Ushuaia hasta Alaska sin prisa

A mediados de junio terminó en el puesto fronterizo de Desaguadero mi estancia en Bolivia y comenzó mi descubrimiento del Perú. De alguna manera, fue un alivio porque me estaba cansando de las frustraciones que he tenido durante casi tres meses a descubrir en los tesoros que tiene este país. En estas molestias mencionaré las carreteras y la manera de mejorarlas (100 o 200 kilometros a la vez, de modo que nada termina). Estaba cansado de los numerosos controles policiales en la carretera, sólo para comprobar mi licencia sin tener que preocuparse si tuviera seguro para el coche.  Pero por fin estaba tratando con un policía amistoso que no me pido mi licencia cuando le dije que era la tercera vez que me preguntaban ese día. Estaba cansado de los funcionarios que no conocen la ley o sus propios procedimientos. Finalmente hartos de la comida que falta de imaginación, en acuerdo con la imagen que tengo de los Bolivianos que carecen de creatividad y de combatividad, por no hablar de la falta